Los procesos congresuales de cualquier organización sociopolítica son algo así como una carrera de fondo continua que dura meses y meses...y más meses...hasta que finalmente parece ser que todo se resuelve y las aguas vuelven a su cauce. Y tras los congresos, como es de esperar, hay que seguir trabajando por el día a día, en este caso, del sindicato de CCOO. La Federación de Comunicación y Transporte de CCOO y la Federación de Servicios y Administraciones Públicas de CCOO tienen prevista la fusión y, por lo tanto, la configuración de la que sería la Federación de Servicios a la Ciudadanía. Esto es muy importante, puesto que, frente a los cambios productivos y sociales derivados de los procesos de globalización (descentralización productiva, externalizaciones, deslocalizaciones) nos encontraremos con una organización sociopolítica vanguardista en España, dotada de recursos suficientes para poder hacer frente a la cotidianeidad que afecta a miles de trabajadoras y trabajadores de este país. Y la defensa de unos servicios públicos de calidad, independientemente de la titularidad de la gestión (pública o privada) tiene que ver con el alcanza de esta cuarta pata en el Estado del Bienestar.
Y en estos meses estamos decidiendo y discutiendo cómo queremos que se realice este proyecto. Todos los cambios comportan miedos y riesgos, pero eso forma parte de los cánones reguladores de cualquier proceso de reestructuración democrática. El proceso de fusión refuerza además el concepto de confederalidad de CCOO, que siempre hemos defendido como una organización plurar, abierta, diversa y democrática donde todas y todos podamos participar de primera mano de las decisiones que se tomen. Y como proyecto joven y nuevo, ha de ser un proyecto ilusionante. En todo proceso congresual, como es lógico, existen discrepancias y divergencias que, en algunas ocasiones, tienen que ver con modelos sindicales más centrados en la verticalidad y en el corporativismo que en una apuesta firme y decidida por atender la realidad sociolaboral de nuestro país. Que a estas alturas de siglo existan corporativismos dentro de nuestra organización es muy triste, por ultraconservadores e insolidarios. Porque el sindicato que queremos es un sindicato plural, libre, de mujeres y hombres, de inmigrantes, de personas, independientemente de su origen, raza, condición sexual o condición humana. Querer una organización como la federación de servicios a la ciudadanía es apostar por el futuro, es tener miras más allá de las cuotas de poder, es pensar en que juntas y juntos podemos hacer frente al modelo económico tiránico en el que estamos insertos. Juntas y juntos podemos. Y esto es lo que se viene a discutir estos días en los diferentes sectores de nuestra federación.