4 de junio de 2008

Además de parado, pringado

El paro juvenil ha subido cerca de un 40 por ciento entre la juventud madrileña. A la precariedad e intestabilidad laboral se suma un aumento de la cifra de parados. Las empresas, en épocas de recesión, se desprenden de los jóvenes que suelen tener contratos temporales. Por otra parte, nos encontramos con periodos de prácticas que se alargan en el tiempo y así, una persona joven con licenciatura universitaria se ve obligada a aceptar "becas de carácter formativo" en las que trabaja como un desgraciado/a a costa, eso sí, de recibir algún tipo de remuneración y, por supuesto, de aprender un oficio. Lo que debe plantearse de una vez el Gobierno es la necesidad de adecuar de una vez por todas el currículum formativo a las necesidades del mercado de trabajo y por supuesto, generar una universidad de mayor calidad. Parece mentira que una persona de 23 años, por ejemplo tenga que, además de verse obligada a pasarse la mayor parte del día en la universidad, porque claro, la asistencia cuenta, examinarse de hasta 15 y 16 asignaturas por semestre (dependiendo de las carreras universitarias) que no valen para nada. Y ahora la pregunta del millón: ¿cómo compatibilizar así los estudios con un trabajo de una manera coherente? Es normal que los jóvenes, entonces, encuentren dificultad para encontrar un trabajo a tiempo parcial, estudiar en la universidad 17 horas diarias, realizar las prácticas y, en el mejor de los casos, sacarse un dinerillo extra los fines de semana. Entonces llegará el comentario de turno de las omnipotentes generaciones posteriores de: todo lo hemos hecho. Ya, pero es que antigüamente, el que podía estudiar, contaba con cinco o seis asignaturas de carácter troncal que, además, podían tener o no cierta lógica con sus expectativas de carrera profesional. Ahora no, y que no nos cuenten milongas. Hay que hacer algo. Desde luego, de nada vale quedarse quieto/a y esperar a que los demás nos lo solucionen. Movilicémonos de una vez.

No hay comentarios: