30 de marzo de 2007

Entre igualdades anda el juego











Bruselas parece ser la ciudad de las grandes decisiones. En ella confluyen los gigantes del diálogo social: empresarios, gobiernos de la UE y sindicatos (European Trade Union Confederation, ETUC). Cuando somos jóvenes no importa decir lo que uno piensa, lo que se desea es encontrar respuestas. Y con ese objetivo estuvimos allá toda la semana pasada. Jóvenes de distintos países nos reunimos para trabajar en diferentes grupos cuestiones que afectan directamente a la ciudadanía europea. Paradojas de la vida, la juventud de CCOO tiene que trabajar la siguiente temática: Como luchar contra la discriminación: jóvenes, ancianos, inmigrantes, mujeres, discapacitados, minorias sexuales. Casi nada. Llena de convencimiento y energía cruzo el umbral de lo políticamente correcto. Tras haber presentado una exposición con compañeros de otros países llegamos a la conclusión de que, en plena globalización, existen realidades sociales que pueden verse excluidas laboralmente en un contexto de efervescente desarrollo económico. Ese es el caso de nuestras minorías: Crecimiento económico y crisis en el desarrollo del diálogo social. Propuestas de flexibilidad laboral y seguridad (flexiguiridad) como pretexto para flexibilizar el derecho laboral internacional "para ajustarlo a los tiempos en los que vivimos". Y yo me pregunto: ¿dónde quedan esas minorías? En España hemos conseguido grandes avances, ayer mismo se aprobó en el congreso la Ley de Identidad de Género, tenemos una Ley de Igualdad entre hombres y mujeres, una Ley de Dependencia. Pero uno va fuera, y la sensación es de desconcierto: mucho trabajo adelantado en el ámbito de la mujer, sobre todo sindicalmente, algo loable y que ha costado muchísimo esfuerzo pero, ¿y el resto de minorías? En los medios de comunicación ha salido recientemente publicada una noticia en la que una trabajadora transexual barcelonesa ha tenido que ser readmitida en su empresa tras sufrir directamente una discriminación laboral. A pesar de los esfuerzos, siguen existiendo miles de trabajadores inmigrantes en situación irregular...


Yo creo en el sindicalismo y como tal, en un sindicalismo abierto, plurar, multidisciplinar, diferente. Para mí, las CCOO deben ser capaces de defender los derechos de todos los trabajadores y, lo más importante, adelantarse a los tiempos. Creo en un sindicalismo que lucha por las y los trabajadores, independientemente de su condición religiosa, sexual, de edad, de procedencia...Un sindicato para todas y para todos, donde los últimos lleguen a ser algún día los primeros.

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